martes, 19 de junio de 2018


No son fáciles y nunca vienen solos...
El crear un ritmo, retomar una rutina, el querer salir adelante en nuestros propósitos nunca parece algo sencillo. Y sin embargo, siempre encontramos la excusa para dejarlos para más adelante.
A mí me pasó, y me sigue pasando, que me cuesta salir de mi zona de confort, me cuesta dejar atrás los prejuicios y frustraciones para tomar las decisiones correctas. Me cuesta dejar de lado el día a día, las obligaciones de cotidiano para dar paso a la creatividad, para dar espacio a ese empuje que quiere tomar las riendas de mi vida.
Y lo que comenzó hace ya seis años como un simple hobby o una distracción, pasó a ser, de alguna manera, una forma de querer entender la existencia.





Los papeles, las fotos, las acuarelas... la decoración, todo, fue transformando cada rincón de mi casa, (de esa casa que fue cambiando de ciudad y llevo a cuestas casi casi como si fuese un caracol) y, por qué no, cada espacio de mi vida.
Soy creativa por naturaleza. Sé que tengo una forma especial de ver la realidad, una forma muy naif,  casi mágica de buscar la belleza en los detalles o, lo que es mejor, los detalles en la belleza.




Es por eso que me encanta sacar fotos, dibujar, pintar, crear bijoux, en donde los detalles son la característica representativa...




Y es por aquí por donde pasa ahora mi tiempo... mi espacio.




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